miércoles, 4 de noviembre de 2020

BASES TEORICAS

 10. BASES TEORICAS

 

ALCOHOL: El alcohol es la droga más consumida y aceptada en nuestra sociedad y una de las que más problemas sociales y sanitarios genera (dependencia, enfermedades digestivas, enfermedades cardiovasculares, lesiones derivadas de accidentes de tráfico, absentismo laboral, etc.).

En función del proceso de elaboración, las bebidas alcohólicas se pueden clasificar en dos grupos:

Bebidas fermentadas: se obtienen a partir de la fermentación de los azúcares que contienen algunas frutas (uva, manzana...) o cereales (como la avena). El vino, la sidra, el cava o la cerveza son bebidas fermentadas. La graduación de este tipo de bebidas va de los 5 a los 15 grados (es decir, contienen entre un 5% y un 15% de alcohol puro).

Bebidas destiladas: se obtienen sometiendo las bebidas fermentadas a un proceso de destilación. Son ejemplos el whisky, la ginebra, el ron... Su graduación es bastante más elevada que la de las bebidas fermentadas y oscila entre los 17 y los 45 grados (dicho de otra manera: contienen entre un 17 % y un 45% de alcohol puro).

Después de consumir bebidas alcohólicas, el alcohol ingerido se absorbe rápidamente a través de las paredes del estómago y del intestino delgado, y es transportado por la sangre a los demás órganos y afecta así el cerebro. Factores como la edad, el peso, el género, la cantidad y la frecuencia del consumo, o algunas de sus características (beber en ayunas o después de comer), pueden modificar la intensidad y la duración de los efectos.

 

·         EFECTOS

En dosis bajas, las bebidas alcohólicas son estimulantes y producen una cierta euforia y desinhibición. A pesar de este primer efecto, el alcohol es una sustancia depresora del sistema nervioso central y consumirlo genera somnolencia y relajación. Y afecta de manera importante la atención y la coordinación. Esto explica por qué el consumo de alcohol incrementa de manera notable el riesgo de sufrir accidentes de tráfico y laborales.

Los efectos varían según la concentración de alcohol en la sangre:

A partir de 0,5 g /l de alcohol en la sangre: estado de euforia y disminución de los reflejos y la agudeza visual.

A partir de 1 g /l: estado de embriaguez con pérdida de control.

A partir de 3 g /l: estado de apatía.

A partir de los 4-5 g /l: coma.

A partir de los 5,5 g /l: muerte.

 

La cantidad de alcohol que hay en la sangre depende de diferentes factores:

·         Peso: a las personas con poco peso, el alcohol les afecta más.

·         Sexo: con la misma cantidad, tiene más efecto en la mujer que en el hombre.

·         Velocidad con que se bebe: cuanto más deprisa, más efecto hace.

·         Comida: si se consume mientras se come, el alcohol tarda más en pasar a la sangre.

 Aunque tomar bebidas alcohólicas no siempre conlleva un riesgo significativo para la salud, hay casos en los que el consumo está totalmente contraindicado:

·         Es el caso de las mujeres embarazadas (ya que-incluso en cantidades pequeñas-puede perjudicar al feto).

·         Los niños y adolescentes.

·         De las personas a quienes el médico les indicó que se abstengan de consumir (porque sufren enfermedades o siguen tratamientos médicos para los que está contraindicado el consumo de alcohol).

·         de las personas que han de conducir o realizar actividades peligrosas.


CAUSAS

Parece que ciertos factores genéticos juegan un papel importante en el alcoholismo. De hecho, se estima que, si tus padres o hermanos son alcohólicos, es tres veces más probable que te conviertas en alcohólico. Pero esto tampoco significa que vayas a padecerlo con seguridad. Existen numerosos factores que pueden influir, como, por ejemplo:

 

·         Ser una persona con baja autoestima. 

·         Sufrir otros trastornos mentales como la depresión. También son determinantes las personas con mucho estrés o ansiedad.

·         Los factores sociales. El alcoholismo está muy determinado por la cultura y la sociedad en la que se vive. La accesibilidad a las bebidas alcohólicas o la aceptación cultural influyen notablemente.

·         El tipo de trabajo. Es un hecho que las personas que trabajan en pubs y bares nocturnos tienen mayor probabilidad de sufrirlo.

·         El hecho de que el consumo sea sostenido también es un factor de predisposición.

 

·         RIESGOS EN LA SALUD

El consumo excesivo y continuado de bebidas alcohólicas puede provocar trastornos digestivos, neurológicos y cardiovasculares, entre otras. La cirrosis hepática, la pancreatitis y los cánceres de labio, de boca, de laringe, de esófago y de hígado son algunas de las enfermedades que el consumo excesivo de alcohol o determinados abusos pueden causar.

A la larga, beber excesivamente puede tener consecuencias en la salud como pérdida de apetito, deficiencia vitamínica, mala digestión de alimentos, problemas de piel, impotencia sexual, obesidad, problemas del sistema nervioso central, pérdida de memoria y desórdenes psicológicos.

Además, los mecanismos de tolerancia y neuroadaptación cerebral, este consumo puede derivar a medio y largo plazo en dependencia del alcohol y el síndrome de abstinencia puede llegar a ser grave, y provocar el llamado delirium tremens.

Puede aumentar el riesgo de tener lesiones, agravar problemas físicos, psíquicos y sociales, y puede perjudicar las relaciones familiares y laborales.

El consumo de alcohol, además, puede causar problemas a terceros, por lo que conviene prestar especial atención a las circunstancias que aumentan el riesgo de tener problemas derivados del consumo de alcohol para la misma persona o personas del entorno:

Alcohol y conducción

Legalmente, se prohíbe conducir con una concentración de alcohol en sangre (alcoholemia) superior a 0,5 g / l. Con el consumo de dos vasos de vino o dos cervezas en un espacio de tiempo breve se puede superar este límite. Pero ya con niveles más bajos se presenta una disminución de los reflejos y una euforia que lleva a sobreestimar las propias facultades. A la persona que ha consumido alcohol, le parece que conduce mejor, aunque en realidad reaccionará con menos rapidez con cualquier imprevisto.

Alcohol y relaciones sexuales

Cuando se ha bebido es normal sentirse más desinhibido, pero a la vez disminuye la percepción del riesgo y el autocontrol, y esto puede conllevar más facilidad para mantener relaciones consentidas o no y que no se utilicen medidas anticonceptivas efectivas como el preservativo. Además, la ingesta elevada de alcohol puede ocasionar tanto en hombres como en mujeres una disminución del deseo sexual y un empeoramiento de la calidad de las relaciones (dificultad para mantener la erección, etc.).

Alcohol y medicamentos

El consumo de bebidas alcohólicas es contraindicado con algunos medicamentos. Incluso en pequeñas cantidades, cuando se toman ansiolíticos o fármacos de características similar, beber alcohol puede resultar peligroso. Hay que seguir estrictamente las recomendaciones médicas y, en caso de duda, consultar con el personal médico o farmacéutico, o leer el prospecto.

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